Mi Manizales era, aquella de ranchos viejos
donde en cada casa
había, cinchas, rejos y aparejos,
un Sagrado Corazón y
una virgen dolorosa,
perfume de pachulí y
de pétalos de rosa.
Casas con olor a
rancio y zaguán de los amantes,
que escondían las
historias de esos abuelos galantes.
Era un pueblo muy
pujante donde todo se conocía
porque sin lugar a
dudas, con amor todo se hacía.
Los caballeros de
otrora, respetaban a su dama,
la cortejaban con
honor, no la llevaban a la cama
apenas la conocían, o
después del primer beso;
la conducían al altar
luciendo un bello aderezo.
Era un poblado
pequeño con apenas treinta carros,
caballeros de
chistera, ruana, bastón y cigarros,
transitábamos a pie
para llegar a la escuela
y al regresar a la
casa nos esperaba la abuela,
con un tentempié
de arepa
mantequilla y mucho queso
y enorme tasa humeante
de cacao bien espeso.
Eran tiempos, sin
afanes, prejuicios, tantos recelos
donde no había
rencores, angustias, rabias, desvelos.
Todos éramos
hermanos, aunque no de la misma sangre,
no teníamos afugias,
ni padecíamos hambre
porque nos queríamos
siempre, hermanados, fraternales
que combatíamos por
igual, los problemas y los males.
Manizales, era un
pueblo, señorial y aventajado,
donde los
politiqueros no se habían afincado.
El yantar se hacía en
grupo, en plena unión familiar
y eran comidas opíparas
con la sazón del hogar.
La cultura florecía
en bares, tertuliaderos,
que reunían
escritores y poetas verdaderos,
todos muy
reconocidos, de singulares valores,
algunos
grecoquimbayas, otros librepensadores.
Pero hoy todo se ha
cambiado: llegó la civilización,
y arrasó con las costumbres,
nos socavó la razón.
Lo simple se nos
volvió engorroso y complicado
y el pueblo sufrió un
revés y se tornó acelerado.
La educación no era
el cisma que vivimos actualmente
y todo lo que
aprendíamos lo hacíamos racionalmente,
y no como se hace ahora,
que se aprende de memoria
se desconoce el
pasado, se ignora tanto la historia.
Y ha tocado repetir
episodios muy superados,
momentos que otrora
fueron de dolor, atribulados,
todo porque no
leemos, no miramos el pasado,
creemos ser los
gestores o autores de algo "inventado".
El Ruíz con sus
barbas largas hasta el "Refugio" llegaba
y era una grande odisea
quien al cráter se acercaba.
Hoy se transita en
arena, hasta llegar a la cima
que se ha quedado sin
hielo porque se ha cambiado el clima.
El Manizales de
antaño, era lleno de añoranzas
de vecinos muy
unidos, no existían desconfianzas.
También les puedo
decir que era un pueblo muy seguro
No se andaba
prevenido, ni armado sobre seguro
Hoy con tristeza nos
vemos caminando en defensiva
o circulando en las
calles también en fiera ofensiva.
porque todo es
acelere, corre, corre, mucho apuro
y al que lento se
conduzca recibe un golpe muy duro.
Mi Manizales de hoy
es cierto que está cambiada,
pero no importa que
cambie, por siempre será la amada
de todo el que aquí
ha nacido o en sus lares se haya criado,
porque el terruño
querido en el Alma se ha quedado.
@ Saúl
Sánchez Toro
Villa Hada
La Florida
Villamaría,
Caldas, Colombia
Junio 20 de
2017