miércoles, 15 de abril de 2020

EL PERVERSO PICO Y CÉDULA



Hace 50 años, el viejo Aldemar, dejó a su amada tierra, Marulanda para radicarse en esta prodiga comarca manizaleña, tan gélida como su ciudad natal.
Dejó de vivir arrodillado ante la Madre Tierra, de la cual sacaba a diario su sustento: hermosos manojos de papa que consumían en su casa y  se distribuían por todo Colombia. El, se independizó y llegó a estos lares a trabajar en fincas ganaderas, hasta el día que decidió montar su propio negocio de frutas y legumbres. Lo hizo en el naciente barrio de la Enea en donde a la fecha,  lleva más de 40 años con su Revueltería el Prado en donde expende legumbres, hortalizas, frutas y verduras, es decir puros productos perecederos. Ahhh, y también vende carbón vegetal con el que se surten todos los asaderos y pequeños vendedores de chuzos y carne asada de su amado barrio.
Su negocito, está ubicado en una vieja  pieza de seis por seis metros con un baño y un lavamanos.

Y llegó la Pandemia y con ella la cuarentena y también la baja en las ventas. Pero además, a todo esto, se le sumó el agrio ingrediente del pico y cédula un absurdo invento de los encorbatados de la administración, que pretenden con él dizque evitar las aglomeraciones…(¿??!!!?)

La mañana anterior, una  vecina suya, también de 40 años en el sector y de 70 años de edad, llegó por el consabido manojo de cilantro, la yuquita  y el plátano para preparar su sancochito diario y detrás de ella apareció la Teniente encargada de imponer el orden en el  área, acompañada de un séquito de policías,  cuya sola presencia infundían pánico:

-          - Usted es el dueño de este negocio? . Le inquirió.
-         -  Si, señora, contestó tímidamente el viejo dependiente.
-        -  Usted sabe que está cometiendo una infracción y que voy a tener que cerrarle el negocio e imponerle un comparendo? Usted no está respetando el pico y cédula.
-          - Señorita, soy consciente que cometí un error. Pero por favor, no me cierre la tiendita que es con lo que sostengo a mi familia.
-          - No señor, usted es un infractor!
-         -  Pero señorita, llevaba rato sin vender ni siquiera un banano y esta era  la primera ventica del día. La señora que acaba de salir lleva muchos años viniendo todos los días a comprar los productos para su almuercito. Como le digo que no?
-          - No me importa señor, usted no está acatando la Norma expedida por nuestro Alcalde de Manizales.
-         -  Un vecino suyo nos reportó al CAI,  que usted estaba  quebrantando la Norma de la Cuarentena y por eso estamos aquí y lo acabamos de comprobar.
-         -  Pero Agente, si no vendo, entonces de que vivo? Yo creo que esa Norma debe aplicarse es en los grandes supermercados, los almacenes de cadena, las grandes superficies, pero aquí en mi chucito en donde la gente viene graniada a comprar sus productos. Me parece injusto, señora.
-         -  Señor, yo solo estoy haciendo cumplir la Ley…

No quiero contarles el desenlace de la historia porque tengo furia. Leyes de pacotilla que se inventan los "genios" de la Administración  y que perjudican a la clase trabajadora, la clase obrera, los pequeños comerciantes y que en vez de paliar los efectos de la Pandemia contribuyen al empobrecimiento de la población y seguramente, serán la mecha que dispare el levantamiento de  un movimiento social más peligroso que cualquier virus y con resultados catastróficos inimaginables.

Saúl Sánchez Toro
Abril 15 de 2020 Año de la Pandemia