Hace 50 años, el viejo Aldemar, dejó a su amada tierra, Marulanda para radicarse
en esta prodiga comarca manizaleña, tan gélida como su ciudad natal.
Dejó de vivir arrodillado ante la
Madre Tierra, de la cual sacaba a diario su sustento: hermosos manojos de papa que consumían en su casa y se
distribuían por todo Colombia. El, se independizó y llegó a estos lares a trabajar
en fincas ganaderas, hasta el día que decidió montar su propio negocio de
frutas y legumbres. Lo hizo en el naciente barrio de la Enea en donde a la
fecha, lleva más de 40 años con su
Revueltería el Prado en donde
expende legumbres, hortalizas, frutas y verduras, es decir puros productos
perecederos. Ahhh, y también vende carbón vegetal con el que se surten todos
los asaderos y pequeños vendedores de chuzos y carne asada de su amado barrio.
Su negocito, está ubicado en una vieja pieza de seis por seis metros con un baño y un
lavamanos.
Y llegó la Pandemia y con ella la
cuarentena y también la baja en las ventas. Pero además, a todo esto, se le
sumó el agrio ingrediente del pico y cédula un absurdo invento de los encorbatados
de la administración, que pretenden con él dizque evitar las aglomeraciones…(¿??!!!?)
La mañana anterior, una vecina suya, también de 40 años en el sector y
de 70 años de edad, llegó por el consabido manojo de cilantro, la yuquita y el plátano para preparar su sancochito
diario y detrás de ella apareció la Teniente encargada de imponer el orden en
el área, acompañada de un séquito de policías, cuya sola presencia infundían pánico:
- - Usted es el dueño de este negocio? . Le inquirió.
- - Si, señora, contestó tímidamente el viejo
dependiente.
- - Usted sabe que está cometiendo una infracción y
que voy a tener que cerrarle el negocio e imponerle un comparendo? Usted no
está respetando el pico y cédula.
- - Señorita, soy consciente que cometí un error.
Pero por favor, no me cierre la tiendita que es con lo que sostengo a mi
familia.
- - No señor, usted es un infractor!
- - Pero señorita, llevaba rato sin vender ni
siquiera un banano y esta era la primera
ventica del día. La señora que acaba de salir lleva muchos años viniendo todos
los días a comprar los productos para su almuercito. Como le digo que no?
- - No me importa señor, usted no está acatando la
Norma expedida por nuestro Alcalde de Manizales.
- - Un vecino suyo nos reportó al CAI, que usted estaba quebrantando la Norma de la Cuarentena y por
eso estamos aquí y lo acabamos de comprobar.
- - Pero Agente, si no vendo, entonces de que vivo?
Yo creo que esa Norma debe aplicarse es en los grandes supermercados, los
almacenes de cadena, las grandes superficies, pero aquí en mi chucito en donde
la gente viene graniada a comprar sus productos. Me parece injusto, señora.
- - Señor, yo solo estoy haciendo cumplir la Ley…
No quiero contarles el desenlace
de la historia porque tengo furia. Leyes de pacotilla que se inventan los "genios" de la Administración y que perjudican a la clase trabajadora, la clase obrera, los pequeños
comerciantes y que en vez de paliar los efectos de la Pandemia contribuyen al
empobrecimiento de la población y seguramente, serán la mecha que dispare el
levantamiento de un movimiento social más
peligroso que cualquier virus y con resultados catastróficos inimaginables.
Saúl Sánchez Toro
Abril 15 de 2020 Año de la Pandemia
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