jueves, 21 de abril de 2016

Negligencia histórica manizaleña



Hace algunos años, visitando, como director del Centro de Bibliotecas de la Universidad de Caldas, algunas bibliotecas de la Ciudad de México,  (UNAM, Colegio de México, etc.), me encontré que allá tenían en muy alto concepto al libro y a los documentos que tenían o guardaban un cierto valor  histórico tales como libros anteriores a 1900, incunables, ediciones príncipe, manuscritos con más de cincuenta años, libros empastados en pergamino o piel de carnero, obras con exlibris reconocidas, etc.

En dichas bibliotecas esta clase de documentos se preservan en aulas especiales con control de aire y temperatura y con acceso restringido a usuarios dedicados única y exclusivamente a la investigación.

Para ingresar a esas colecciones, el usuario debe ante todo, pedir, con antelación, una cita, cubrirse la boca con tapabocas y  ponerse guantes de seda  que proveen las entidades. Los libros, no los manipula el usuario sino un conserje que siempre está parado al lado de uno.

Todo esto lo saco a colación porque aquí en mi ciudad, existen colecciones antiguas, semejantes a las que tienen en las entidades antes mencionadas,  a las cuales no les damos valor y por el contrario son publicaciones que cualquier usuario manipula y puede hacer con ellas lo que le provoque (pasar hojas untándose los dedos con saliva, subrayarlas con lápiz o lapicero, doblar los cantos de las hojas para marcar páginas, pegar las hojas rotas con cintilla, etc.) poniendo en riesgo la integridad del documento.

Colecciones únicas como las antiguas ediciones del periódico La Patria o libros del antiguo Colegio de Misiones de Popayán, la Colección Emilio Robledo  que están en la Universidad de Caldas o las colecciones Mario Calderón Rivera, Fernando Mejía Mejía y Gustavo Larrea, que tiene la universidad Autónoma. a las cuales tienen acceso toda clase de público, desde niños hasta veteranos, que manipulan estas publicaciones sin ningún tipo de cuidado.

Sin embargo, lo que más tristeza e indignación me ha causado a mi, como genealogista, es ver como se deterioran cada día más y más, los antiguos libros de bautismo, matrimonio y confirmación que existen en la Iglesia Catedral de Manizales, la Parroquia de Villamaría y la Parroquia de Las Mercedes de Chinchiná , en donde está la mayor historia de muchos de los nacidos en nuestra bella ciudad.

En estas iglesias se encuentra información que data de 1864 hasta el presente.
Supongo que la información de los registros anteriores se perdió en los incendios  del  25 y el 26.

Los edificios donde están estos documentos, son vetustas casonas  de bahareque y madera, que Dios no lo quiera, si llegase a pasar un desastre, terminaría con buena parte de  la historia de los nacidos en la ciudad.

En la Universidad de Antioquia, en las década de los sesenta, una turba enardecida de vándalos le prendió  fuego a los archivos académicos, lo que ocasionó que durante muchos años la entidad se viera abocada a expedir certificados por notaría y usando testigos que acreditaran, certificaran o atestiguaran que un ciudadano había estudiado en esa Alma Mater.
 
Documento de la base de datos de los Mormones tomado del original que reposa
en la Catedral Basilica de la ciudad de Manizales.
Lo que me parece un tanto extraño, con los archivos de las parroquias mencionadas, es que la Comunidad de los Santos de los Últimos días, más conocida como los Mormones,  tienen todos estos libros antiguos de nuestra ciudad, microfilmados y escaneados y puestos gratuitamente al servicio de sus usuarios en todo el mundo a través de sus páginas de genealogía. (Vease: www.familysearch.org) y en nuestras iglesias aun siguen trabajando con las uñas.

Por qué la Curía de Manizales, cuando accedió a que estas colecciones se microfilmaran no aprovechó y sacó una copia para la ciudad?

Porque no  le pidió a los Mormones que le facilitan en donación o compra la base de datos de los registros que se llevaron?  Porque nuestra principal iglesia y ninguna de la ciudad, en plena era de la tecnología, no tienen automatizados sus registros?

Hago un llamado  a las entidades culturales y a las fuerzas  cívicas y políticas de la ciudad, para que se apersonen de la protección de este patrimonio, que está en inminente peligro de extinción, llamado que hago extensivo al Alcalde, al Gobernador, a  la Academia de Historia y a las comunidades religiosas de la ciudad, custodias de este invaluable patrimonio cultural.