martes, 20 de junio de 2017

Mi Manizales



Mi Manizales  era, aquella de ranchos viejos
donde en cada casa había, cinchas, rejos y aparejos,
un Sagrado Corazón y una virgen dolorosa,
perfume de pachulí y de pétalos de rosa.

Casas con olor a rancio y zaguán de los amantes,
que escondían las historias de esos abuelos galantes.
Era un pueblo muy pujante donde todo se conocía
porque sin lugar a dudas, con amor todo se hacía.

Los caballeros de otrora, respetaban a su dama,
la cortejaban con honor, no la llevaban a la cama
apenas la conocían, o después del primer beso;
la conducían al altar luciendo un bello aderezo.

Era un poblado pequeño con apenas treinta carros,
caballeros de chistera, ruana, bastón y cigarros,
transitábamos a pie para llegar a la escuela
y al regresar a la casa nos esperaba la abuela,

con un tentempié de  arepa  mantequilla y mucho queso
y enorme tasa  humeante  de cacao bien  espeso.
Eran tiempos, sin afanes, prejuicios,  tantos recelos
donde no había rencores, angustias, rabias,  desvelos.

Todos éramos hermanos, aunque no de la misma sangre,
no teníamos afugias, ni padecíamos  hambre
porque nos queríamos siempre, hermanados, fraternales
que combatíamos por igual, los problemas y los males.

Manizales, era un pueblo, señorial y aventajado,
donde los politiqueros no se habían afincado.
El yantar se hacía en grupo, en plena unión familiar
y eran comidas opíparas con la sazón del hogar.

La cultura florecía en bares, tertuliaderos,
que reunían escritores y  poetas verdaderos,
todos muy reconocidos, de singulares valores,
algunos grecoquimbayas, otros librepensadores.

Pero hoy todo se ha cambiado: llegó la civilización,
y arrasó con las costumbres, nos socavó la razón.
Lo simple se nos volvió engorroso y complicado
y el pueblo sufrió un revés y se tornó acelerado.

La educación no era el cisma que vivimos actualmente
y todo lo que aprendíamos lo hacíamos racionalmente,
y no como se hace ahora, que se aprende de memoria
se desconoce el pasado, se ignora tanto la historia.

Y ha tocado repetir episodios muy  superados,
momentos que otrora fueron de dolor, atribulados,
todo porque no leemos,  no miramos el pasado,
creemos ser los gestores o autores de algo "inventado".

El Ruíz con sus barbas largas hasta el "Refugio" llegaba
y era una grande odisea  quien al cráter se acercaba.
Hoy se transita en arena,  hasta llegar a la cima
que se ha quedado sin hielo porque se ha cambiado el clima.

El Manizales de antaño, era lleno de añoranzas
de vecinos muy unidos, no existían desconfianzas.
También les puedo decir que era un pueblo muy seguro
No se andaba prevenido, ni armado sobre seguro

Hoy con tristeza nos vemos caminando en defensiva
o circulando en las calles también en fiera ofensiva.
porque todo es acelere, corre, corre, mucho apuro
y al que lento se conduzca recibe un golpe muy duro.

Mi Manizales de hoy es cierto que está cambiada,
pero no importa que cambie, por siempre será la amada
de todo el que aquí ha nacido o en sus lares se haya criado,
porque el terruño querido en el Alma se ha quedado.


@ Saúl Sánchez Toro
Villa Hada
La Florida
Villamaría, Caldas, Colombia
Junio 20 de 2017